viernes, 29 de noviembre de 2013

Los anteojos negros. Realidad, tiempo y ficción


No me puedo dormir, y en mi cabeza aparece un libro. Intento recordarlo. Lo busco en las bibliotecas diseminadas por toda la casa pero no lo encuentro. Intento en Google, lo consigo, lo descargo, lo releo. 

Y entonces pienso en el lector de la remera de los Blue Brothers que ayer, 28 de noviembre de 2013, leía un libro publicado en 1945. Un libro del Séptimo Círculo. La colección de Borges y Bioy Casares. Los mejores asesinatos de la historia. Los policiales que devoré y luego  robé de mi casa materna. Que luego presté, regalé, y algunos, sólo algunos, conservo... 

Los anteojos negros que te hacen ver todo de otro modo, que te defienden, que te esconden. Que te muestran otra realidad. Leer Los anteojos negros, sin gafas, hasta el final.

    


Viene entonces  Cortázar a mi cabeza, hablando del tiempo entre la escritura y la lectura, los tiempos entre la escritura y la lectura. 68 años que desaparecían ayer ante mis ojos en un solo instante.



Henri Cartier Bresson hablaba del "instante decisivo", ese en el que se unen realidad y fotografía: el click. 
El instante, el disparo que lo corta y la grieta que abre en la realidad para siempre. Todo lo demás, es ficción.


domingo, 24 de noviembre de 2013

Cadena de lecturas y un rescate

Un festejo, el cumpleaños número 30 de CEDILIJ, 30, que como los de la democracia, no son casualidad. Un estar que se arma cuando vas a Córdoba y te cruzás entre libros, que tampoco es casual.

El día después del cumpleaños, un sol hermoso y la promesa de un asado en el jardín.
Primero fuimos a buscar a Istvansch, que contaba con alojamiento privado, -ojo-. Luego nos fuimos, con Marce a la librería Wallen, donde encontramos promesas de #EscenasLectoras por doquier. Algunas nos las llevamos.


Cuando llegamos a la casa que nos alojaba nos quedaban el jardín, el asado, y unas horas antes de las vueltas a Buenos Aires y a Chile.

Al sol pleno, Istvansch leía La extraña, del derecho y del revés.

“Durante meses vivió pacientemente en habitaciones desconocidas, con una mujer desconocida, con el patético disfraz de un hombre maduro enamorado, en un entorno difícil de definir, esperando una señal.”

 


“En la cima de la isla, sumido en aquella iluminación insólita y alarmante, se sintió solo por primera vez en su vida. Eso lo sorprendió. Sus amigos solían considerarlo “una persona solitaria”. Ahora le pareció que no había tenido ni idea de lo que era la soledad, había vivido en medio de un gran tumulto desde el momento de nacer. Aquello era por fin la soledad: lo que le rodeaba allí, aquel crepúsculo incoloro y agonizante, aquel silencio denso y oleoso, y allá abajo el mar, cuya inmensa superficie reflejaba el vacío del cielo; y él, al fin, podía agarrarse a aquella costa como un náufrago al arrecife”. 
La extraña, Sándor Márai



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Marcela, protegida por la sombra, se embarcó en  Tres historias en torno a Gatsby. No sé cuál de las tres historias leía en ese momento, elijo arbitrariamente, Sueños de invierno. 


"Algunos de los caddies del campo de golf eran más pobres que las ratas y vivían en casas de una sola habitación con una vaca neurasténica en el patio, pero el padre de Dexter Green era el dueño de la segunda droguería de Black Bear —la mejor era El Cubo, que contaba entre sus clientes a los más ricos de Sherry Island—, y Dexter era caddie sólo por ganar algún dinero para sus gastos.
En otoño, cuando los días se volvían crudos y grises, y el largo invierno de Minnesota caía como la blanca tapadera de una caja, los esquís de Dexter se deslizaban sobre la nieve que ocultaba las calles del campo de golf. En días así el campo le producía una sensación de profunda melancolía..."

Sueños de invierno, Francis Scott Fitzgerald

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En la espera del asado, yo estaba terminando Días sin hambre.


“Cuando se para a pensarlo, se da cuenta de que todo empezó más tarde, no tenía nada que ver con las revistas. Sobre todo recuerda la sensación de asco. Primero eliminó la carne roja, y después todas las carnes, las aves de corral y el cerdo, y también las proteínas. Más adelante eliminó todo tipo de materia grasa. El azúcar también. Se encontraba cada vez mejor, más ligera, más pura también.
Se hacía más fuerte que el hambre, más fuerte que la necesidad.”

Días sin hambre, Delphine De Vigan

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Roberto se puso a hacer el asado. En eso entró corriendo, pero sigiloso, Istvansch y me dijo: ¡Mirá, mirá lo que hace Roberto, lee antes de elegir que diario o revista echar al fuego, andá y sacale una foto, no tardes que te la vas a perder!


Nos acercamos y descubrimos un ejemplar único. Istvansch  y yo nos sumamos a la lectura increíble. Firmenich desde la celda en Brasil, la muerte de Cortázar... Un ejemplar incunable: Revista La semana circa 1984.


Yo dije que no puede hacerse fuego esa revista. Istvansch me apoya y Roberto me la regala. En la casa se quejan, que era una revista de guardar. Fue en ese momento en el que nos enteramos que Istvansch tiene un archivo de sus recortes seleccionados, para el que, obviamente, sigue un método: guarda los artículos, cuando llega a un número X, elabora un índice y los anilla. Y va armando tomos. (¡Quiero que venga a mi casa a organizar mis recortes!-entre otras cosas-) 

“En realidad, sólo falta López Rega. La débil democracia de Raúl Alfonsín ha logrado en 60 días lo que nadie se hubiera atrevido a imaginar. No sólo ha enjuiciado a los integrantes de las tres Juntas Militares, sino que acaba de provocar el arresto en Brasil del más peligroso terrorista argentino, Mario Eduardo Firmenich, y ha logrado capturar en Córdoba a Aníbal Gordon, sobre el que pesan innumerables crímenes. La débil democracia ha conseguido además detener, acusado de malversación de fondos públicos, al ex intendente Osvaldo Cacciatore y tiene entre rejas, acusado de cometer crímenes contra el género humano, al ex jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, general Ramón Camps. Finalmente, acaba de detener en base a acusaciones similares al ex titular de la Escuela de Mecánica de la Armada, contraalmirante Rubén Chamorro. Un verdadero record en solamente 60 días. Ahora, sólo falta López Rega. ”

Julio César Petrarca, revista La Semana, 23 de febrero de 1984

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Entre charlas, listas y fotos, comemos. Delicioso asado. La revista se salva. El vacío no. 



(Muchas gracias a Istvansch, a Marcela y a Roberto. 
Y próximamente un especial  #EscenasLectoras de este ejemplar de Revista La Semana.)

viernes, 22 de noviembre de 2013

Autores que te siguen

En una semana de estas que ni siquiera dejan un espacio vacío para la nada, tan necesaria, aparece un autor que me anda siguiendo hace tiempo. Pero, debo confesar, nunca en su idioma original.
Nunca hasta el 14 de Noviembre a las 2.01 pm. Era el #SubteA y si bien yo moría de calor, había gente abrigada.

No era Tu y yo, no era tampoco No tengo miedo, ni Que empiece la fiesta.
Se trataba de Ti prendo e ti porto via. Te llevaré conmigo, en español.



Y entonces un fragmento:

"Y Pietro Moroni se da cuenta de que todos se le han acercado y le están mirando, y el, ahí en medio, es el bufón, la oveja negra (roja), y Gloria también están en el otro lado, con los demás, y no importa nada, nada en absoluto que le esté mirando con esos ojos de Bambi."

Te llevaré conmigo, de Nicolo Ammaniti.

Y un pensamiento: siempre "te llevaré conmigo", me suena a "llévame contigo".