Salimos cansados de leer contra reloj. Nos vamos despidiendo. Caminamos. Llegamos a Corrientes y los dos que quedamos entramos en algunas librerías.
La poesía completa de Hugo Mujica a 100 pesos. Dudo pero no compro. Las aguafuertes porteñas, a 40. Tampoco compro.
Le comento a mi compañero de lectura que estamos locos por seguir mirando libros.
Nos despedimos hasta mañana.
Nos despedimos hasta mañana.
***
Subo al subte. Un gato negro en la tapa de un libro atrapa mi atención.
"Amanece con un cielo muy rojo, como de fuego, aunque el viento sea fresco y húmedo y el horizonte una bruma gris. Los dos hombres han salido a cubierta y son dos caras distintas las que miran hacia la costa, oculta tras la niebla. Los ojos de Stan tienen el color de la bruma; los de Charlie, el del fuego. La brisa salada les salpica los rostros con gotas transparentes. Stan se pasa la lengua por los labios y siente, quizá por última vez en este viaje, el gusto salado del mar. Tiene los ojos celestes, pequeños y rasgados, las orejas abiertas, el pelo lacio y revuelto. Un aire de angustia lo envuelve y a pesar de sus diecisiete años está acostumbrado a fabricarse sonrisas. Ahora, lejos del circo, lejos de Londres, su cuerpo pequeño está rígido y siente que el miedo le ha caído encima desde alguna parte. "
Triste, solitario y final, de Osvaldo Soriano.