La semana pasada fue intensa e intensiva. En el curso Promoción de la lectura desde la biblioteca, sucedieron la lectura y los encuentros, de lunes a viernes, de 8.30 a 13.
“Esta es una lectura
en intensidad: algo pasa o no pasa […]. Es una especie de conexión
eléctrica[…]Esta manera de leer en intensidad, en relación con el Afuera, flujo
contra flujo, máquina con máquina, experimentación, acontecimientos para cada
cual que nada tienen que ver con el libro, que lo hacen pedazos, que lo hacen
funcionar con otras cosas, con cualquier cosa… ésta es una lectura amorosa.”
Deleuze, G: Conversaciones,
págs. 16-18. En Santiago, G. Intensidades Filosóficas, Buenos Aires, Paidós,
2008.
Leyeron solos y con otros, pensaron propuestas, reflexionaron sobre el lugar de la lectura y la escritura en la biblioteca, en el aula, en la casa, en el patio, en el pasillo... La lectura, la posibilidad.
Escucharon El viejo que no salía en los cuentos, de Pilar Mateos, por entregas. Entre el martes y el viernes se metieron en la casa de Valentín y en las lecturas compartidas con Benito.
"Valentín recorrió con la mirada deslumbrado,los numerosos estantes repletos de libros. Cientos de cuentos, miles de aventuras invitándolo a visitar mundos maravillosos. Era como estar en Jauja - Benito no conocía aún la historia del país de Jauja -. Se acercó a una estantería y empezó a leer títulos y a pedir éste, y éste y el otro también y el de arriba y áquel...
- ¿En qué andamos?- apremió la encargada-. La biblioteca cierra a las siete.
Valentín no la oyó porque él mismo, por su cuenta, iba sacando libros febrilmente y colocándolos, con mucho entusiasmo, sobre la mesa, hasta formar una torre."
...
"- ¿Sólo uno?
- Y tampoco vas a tener tiempo de leerlo hoy. Cerramos dentro de un cuarto de hora.
- Me lo voy a llevar a mi casa- explicó Valentín.
La bibliotecaria movió la cabeza negativamente.
- Está prohibido sacar los libros de la biblioteca.
Valentín se sintió súbitamente arrojado del país de Jauja a la más negra de las miserias.
-¿Está prohibido?
Esta vez la mujer lo miró con un destello de interés.
- Puedes venir a leerlos aquí siempre que quieras.
Comenzó a reponer ordenadamente en su lugar los libros que el niño había elegido. Valentín estaba inmóvil, con una profunda expresión de desencanto.
- Yo sí - murmuró- ¿pero mi abuelo...?"
El viejo que no salía en los cuentos, Pilar Mateos.