"Cuando pienso en mi esposa siempre pienso en su cabeza. Para empezar, en su forma. Lo primero que vi de ella, la primera vez que la vi, fue la parte trasera de su cráneo. Sus ángulos tenían algo de adorable. Como un duro y brillante grano de maíz o un fósil en el lecho de un río. Tenía lo que los victorianos habrían descrito como «una cabeza elegantemente torneada». Resultaba bastante fácil imaginar su calavera.
Reconocería su cabeza en cualquier parte."
"Sentí una necesidad inmediata, intensa, de refugiarme en el interior. Para cuando hube dado veinte pasos, el sudor burbujeaba en mi cuello. El sol seguía siendo un ojo furibundo en el cielo. «Has sido visto.»"
La lectora de Gillian Flynn encuentra lugar y se sienta. El #SubteB sigue andando.
"¿Alguna vez participaron de niños en un concurso de
deletrear? ¿Recuerdan ese segundo de incertidumbre en el que te dedicas
a peinar tu cerebro justo después de que hayan anunciado la
palabra, preguntándote si serás capaz de deletrearla? Era la misma
sensación: ese pánico al vacío."
Perdida, de Gillian Flyyn
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