jueves, 31 de octubre de 2013

Aeroparque

Antes de volar, los que safamos de la manía de la fila incomprensible (para mi) siendo que el asiento ya está asignado, vislumbro tres en línea, pasajeras en tránsito que leen la espera: Una guía de viaje, un Dan Brown en inglés, una novela que se esconde.  #EscenasLectoras.

Llega el llamado.  Puerta 7.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Un viaje de miércoles en el #SubteA

Estoy aprisionada en un vagón del #SubteA, por la ventana veo un lector que espera. No veo lo que lee. #EscenasLectoras que se quedan mientras yo sigo viaje.



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En estación Saenz-Peña nos hacen bajar a todos por problemas de frenado.
Espero. Llega un subte. Intento subir pero no lo logro.
Un lector lee una guía T, o tal vez sea una Lumi. No lo se.
#EscenasLectoras que se van mientras espero el próximo subte y ya es tarde.



***

Llega el subte, me subo, y leo que leen: "Reprogramar la mente para el entusiasmo."
#EscenasLectoras con anteojos negros.
La vida con filtros. 





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domingo, 20 de octubre de 2013

Abuelas y nietas.

Ayer en un vaivén de emails laborales, me llega un email cuyo asunto es "Abuelas y nietas". Y entonces, como si fueran polaroids aparecen mi abuela y mi bobe. Uno de mis abuelos, mi ceide, compró una cámara Polaroid ni bien salieron a la venta y recuerdo esa magia en sus manos. Y la alegría cuando me la prestaba.


(De izquierda a derecha: la Bobe Betty, la señora Luisa, el Ceide Ignacio y la Abuela Lía. Un hombre rodeado, fotografiado por su nieta).

Con mi abuela nos unió luego de muchos años de desazón y desencuentros: El amor en los tiempos del cólera. Con mi bobe, en su casa, se respiraban libros y estantes llenos por todos lados, desde Sartre a la colección completa de Selecciones, de Readers Digest, novelas de Emecé, como la vida de Cocó Chanel y policiales. Muchos policiales. Y sus historias inventadas. Y sus historias reales... Pero eso es otro cantar, otro leer, otra escena.

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La cuestión es, sigo con el email de Dani Goldín, que me escribe:
"ya que es un día de fotos...! La del avión, era Todo cuanto amé."
Tres generaciones que viajan juntas, y comparten, en tránsito, lectura.




"...Las historias que relatamos sobre nosotros mismos solo pueden narrarse en pasado. El pasado se remonta hacia atrás desde donde ahora nos encontramos, y ya no somos actores de la historia sino espectadores que se han decidido a hablar..."


“…la dificultad de ver con claridad me persiguió desde mucho tiempo antes de que me fallaran los ojos. Se trata de un problema asociado a la perspectiva del espectador (…). Con todo, el alejamiento tampoco garantiza la precisión, aunque a veces ayuda."

Siri Husvedt, Todo cuanto amé.

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El email  sigue así: "las de las sillas, Don Fresquete del copete."
La abuela de la silla, aclaro, es referente de un centro comunitario y fue con su nieta a una capacitación sobre Promoción de la lectura. Al principio, cada una con un libro, eligen leer en una intimidad compartida... La abuela: Dos ratones, una rata y un queso, de Claudia Rueda, la nieta, reitero, Don Fresquete.



Luego Don Fresquete se cuela y la lectura es compartida.


“Se ha marchado Don Fresquete a volar en barrilete."

Maria Elena Walsh, Don Fresquete.


(Fotos: gentileza de Daniela Goldín)

domingo, 13 de octubre de 2013

Diarios en San Juan

El desayuno,  de 7 a 10. Son las 7. En el hotel todos parecen dormir, salvo la chica que atiende a la vez mostrador y bar.
Pero de pronto llega, o está por irse, una pasajera que no vi antes. No toma café, solo lee escoltada a ambos lados por su valija y su cartera.
¿Qué lee?
Doy vuelta protegida por la columna y descubro...


"París, 1960
1 de Noviembre
Falta mi vida, falto a mi vida, me fui con ese rostro que no encuentro, que no recuerdo."

Alejandro Pizarnik,  Diarios.


jueves, 10 de octubre de 2013

Escalera lectora en New York

Nueva York, sus olores y sus colores.
Gente de muchos lugares se detiene y ocupa un escalón. Leen guías, planos y folletos. Un popurrí de idiomas se derrama...
Gran #Babel, el Metropolitan siempre ofrece una escalinata de #EscenasLectoras.

(Gentileza fotográfica de Claudina Pugliese)

sábado, 5 de octubre de 2013

Fitzgerald en Brooklyn. Escenas que llegan

Scott Fitzgerald..., en Bedford,  Brooklyn. Parece una foto de moda, pero es una #EscenaLectora.
No distingo cuál es el libro que lee. Entonces elijo yo: "El crack-up"
"Claro, toda vida es un proceso de demolición, pero los golpes que llevan a cabo la parte dramática de la tarea—los grandes golpes repentinos que vienen, o parecen venir, de fuera—, los que uno recuerda y le hacen culpar a las cosas, y de los que, en momentos de debilidad, habla a los amigos, no hacen patentes sus efectos de inmediato. Hay otro tipo de golpes que vienen de dentro, que uno no nota hasta que es demasiado tarde para hacer algo con respecto a ellos, hasta que se da cuenta de modo definitivo de que en cierto sentido ya no volverá a ser un hombre tan sano. El primer tipo de demolición parece producirse con rapidez, el segundo tipo se produce casi sin que uno lo advierta, pero de hecho se percibe de repente."
Francis Scott Fitzgerald 
(Foto: gentileza de Claudina Pugliese)

miércoles, 2 de octubre de 2013

No se habla con la boca llena

Martes de locos en la ciudad que me devora.
Dejo el auto, compro un par de facturas en L´epi. Me voy a la estación Tronador, del #SubteB, saboreando un exquisito pain au chocolat.

Llega el subte. Me subo. El vagón está lleno pero no tanto como otras veces. Una mujer lee La cena, de Herman Koch. La veo de lejos.

En el medio hay una pareja que conversa. Él le sostiene el necessaire con los maquillajes mientras ella se pinta. Se miran cómplices. Se acercan. Ella se termina de pintar y entonces se abrazan. Ese ligero movimiento amoroso permite que yo cambie de lugar y me acerque a la lectora. A su lado alguien juega con su celular al Candy Crush.





"El meñique del maître había señalado en primer lugar mi filete de gallina de Guinea envuelto en una loncha de tocino alemán, y luego había pasado a la guarnición: un montoncito de "discos de lasaña de berenjena con ricotta" ensartado en un palillo de cóctel, que más parecería un sándwich club en miniatura, y una mazorca de maíz ensartada en un resorte que, probablemente servía para coger la mazorca sin mancharse los dedos, pero tenía algo ridículo, o no, ridículo no es la palabra, sino más bien algo que pretendía ser divertido, como un guiño del cocinero o algo por el estilo."


De repente se oye un grito. A una mujer se le traba el pie al bajar. Todos gritan que no arranque. Corridas. Revuelo. Entretanto, la lectora levanta la vista un segundo y sigue con su lectura. El pie se destraba, pero sigue la angustia hasta que volvemos a escuchar la señal y las puertas se cierran. Alguien acompaña a la mujer a la salida de la estación. Arrancamos. Respiramos.





“La felicidad se basta a sí misma, no necesita testigos.”


 Herman Koch, La cena.