No me puedo dormir, y en mi cabeza aparece un libro.
Intento recordarlo. Lo busco en las bibliotecas diseminadas por toda la casa
pero no lo encuentro. Intento en Google, lo consigo, lo descargo, lo
releo.
Y entonces pienso en el lector de la remera de los Blue Brothers que ayer, 28 de noviembre de
2013, leía un libro publicado en 1945. Un libro del Séptimo Círculo. La
colección de Borges y Bioy Casares. Los mejores asesinatos de la historia. Los policiales que devoré y luego
robé de mi casa materna. Que luego presté, regalé, y algunos, sólo algunos, conservo...
Los anteojos negros
que te hacen ver todo de otro modo, que te defienden, que te esconden. Que te
muestran otra realidad. Leer Los anteojos negros, sin gafas, hasta
el final.
Viene entonces Cortázar a mi cabeza, hablando del tiempo entre la escritura y la lectura, los tiempos
entre la escritura y la lectura. 68 años que desaparecían ayer ante mis ojos en
un solo instante.
Henri Cartier Bresson hablaba del "instante
decisivo", ese en el que se unen realidad y fotografía: el click.
El instante, el
disparo que lo corta y la grieta que abre en la realidad para siempre. Todo lo demás, es ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario